“a common aloofness, differently manifested — a common melancholic sense of humour; each in his own way saw life sub specie aeternitatis.” (Evelyn Waugh)
Pues la mirada cristiana de la historia es una mirada de la historia sub specie aeternitatis, una interpretación del tiempo en términos de la Eternidad y de los eventos humanos a la luz de la Revelación divina. Y así la historia cristiana es inevitablemente apocalíptica, y el Apocalipsis es el sustituto cristiano de las filosofías seculares de la historia. (Christopher Dawson)

jueves, 20 de septiembre de 2012

Una figura de leyenda


"Sir Adrian Carton de Wiart"
obra de Sir William Orpen (†1931)
Actualmente en la National Portrait Gallery

El Teniente General Sir Adrian Carton de Wiart fue un oficial británico, descendiente de belgas e irlandeses, que combatió en la Guerra Anglo-Boer, la Primera Guerra Mundial y la Segunda Guerra Mundial. Fue herido en la cara, la cabeza, el estómago, un tobillo, una pierna, la cadera y un oído; sobrevivió a la caída de un avión, escapó de un campo de prisioneros a través de un túnel y se arrancó de una mordida sus propios dedos cuando un doctor se negó a amputárselos. Posteriormente dijo, “francamente disfruté la guerra”. Al regreso de la Segunda Guerra Mundial, fue enviado a China como representante personal de Winston Churchill. En el camino, asistió a la Conferencia de El Cairo. El Oxford Dictionary of National Biography lo describía así: “con su parche negro en el ojo y una manga vacía, Carton de Wiart parecía un pirata elegante, y se convirtió en figura de leyenda”.

De Wiart nació en el seno de una familia aristocrática en Bruselas, el 5 de mayo de 1880, siendo el hijo mayor de Leon Constant Ghislain Carton de Wiart (1854-1915). Sus contemporáneos rumoreaban que él era el hijo ilegítimo del Rey de los Belgas, Leopoldo II. Pasó su infancia en Bélgica y en Inglaterra. La muerte de su madre irlandesa cuando tenía 6 años alentó a su padre a mudarse con su familia a El Cairo, donde éste tenía la posibilidad de ejercer el Derecho Internacional. Su padre, fue allí magistrado de la corte, con buenas conexiones en los círculos gubernamentales egipcios, y director de los Ferrocarriles Eléctricos de El Cairo. Aquí fue que De Wiart aprendió a hablar el árabe.

En 1891, su madrastra inglesa lo envió a una escuela católica en Inglaterra como pupilo, la Escuela del Oratorio fundada por el cardenal John Henry Newman. Tras graduarse, pasó al Balliol College de Oxford, pero pronto lo abandonó para unirse al Ejército Británico en la Guerra Anglo-Boer en 1899. Para ello mintió en el nombre y la edad. En África del Sur, resultó herido en el estómago y en la ingle, siendo devuelto a casa como inválido. Luego de un breve tiempo en Oxford por segunda vez, donde conoció e hizo amistad con Aubrey Herbert, recibió una comisión en el 2º de Caballería Ligera Imperial. Nuevamente luchó en Sudáfrica y en 1901 recibió una comisión regular en el 4º de los Dragones de la Guardia. De Wiart fue transferido a la India en 1902. Disfrutaba de los deportes, especialmente del tiro y el lanceo.

Las serias heridas que De Wiart recibió en la Guerra Anglo-Boer lo impulsaron a desear una buena aptitud física, corriendo, trotando, caminando y jugando deportes regularmente. Para sus amigos, era “un personaje delicioso que debería tener el récord mundial de malas palabras”. De Wiart estaba muy bien conectado en los círculos europeos, sus primos más cercanos eran el conde Henri Carton de Wiart, primer ministro de Bélgica (1920-21), y el barón Edmond Carton de Wiart, secretario político del Rey belga y director de la Société Générale de Belgique. Pidió la baja y se dedicó a recorrer Europa Central, gracias a sus conexiones con la nobleza católica, cazando en propiedades aristocráticas de Bohemia, Austria, Hungría y Baviera. En 1908 desposó a la condesa Friederike Maria Karoline Henriette Rosa Sabina Franziska Fugger von Babenhausen (*Klagenfurt 1887-1949 Viena), hija mayor de Karl Ludwig, 1º Príncipe Fugger von Babenhausen, y su esposa, la princesa Eleonora, residentes en Klagenfurt (Austria).

Cuando estalló la Primera Guerra Mundial, De Wiart se encontraba de viaje hacia la Somalilandia Británica donde tenía lugar un conflicto armado contra los seguidores de Mohammed bin Abdullah, llamado “el Mulá Loco” (Mad Mullah) por los británicos. Había sido asignado al Cuerpo de Camellos de Somalilandia. Uno de los oficiales del estado mayor de aquel cuerpo era Hastings Ismay, posteriormente Lord Ismay, asesor militar de Churchill. Durante un ataque contra un fuerte enemigo en Shimber Berris, De Wiart recibió un tiro en la cara y, consecuentemente, de ahí en más usó un parche negro sobre su ojo izquierdo.

En febrero de 1915, embarcó en un vapor hacia Francia. De Wiart tomó parte en la lucha del Frente Occidental, comandando sucesivamente tres batallones de infantería y una brigada. Resultó herido siete veces más en la guerra, perdiendo su mano izquierda en 1815 y arrancando sus dedos cuando un doctor se rehusó a amputárselos. En la batalla del Somme, recibió un tiro en la cabeza y otro en el tobillo. En Passchendaele, uno en la cadera. En Cambrai, uno le atravesó una pierna. Y en Arras, otro tiro le dio en el oído. Para recobrarse de sus heridas, fue conducido al Sanatorio de Sir Douglas Shield.

Por su actuación en la Gran Guerra, De Wiart recibió la Cruz Victoria (VC), la más alta condecoración al valor en combate que puede recibir un miembro de las fuerzas armadas del Imperio Británico. Tenía 36 años y era teniente coronel del 4º de Dragones de la Guardia (Irlandeses Reales), del Ejército Británico, asignado al Regimiento de Gloucestershire, al mando del 8º batallón, cuando tuvieron lugar los siguientes eventos el 2 y el 3 de julio de 1916, en La Boiselle (Francia):

“Por valentía, sangre fría y determinación sobresalientes durante difíciles operaciones militares de naturaleza continua. Fue gracias en gran medida a su valor sin límite y ejemplo inspirador que se logró detener un serio revés en el frente. Desplegó la mayor energía y coraje forzando nuestro contraataque. Luego de que otros tres comandantes de batallón cayeran, unificó sus mandos y se aseguró de que el terreno ganado fuese mantenido a toda costa. Se expuso frecuentemente durante la organización de las posiciones y los pertrechos, bajo fuego intensísimo de ametralladora. Su valor inspiró a todos.”

A pesar de todas las heridas que había sufrido en esta guerra, De Wiart dijo al final: “Francamente, disfruté la guerra.”

Al final de la guerra, fue enviado a la II República Polaca como segundo al mando de la Misión Militar Británica, dirigida por el general Louis Botha, al que, tras un breve período, reemplazó. Desesperadamente Polonia necesitaba de apoyos dado que se encontraba en guerra con la Rusia bolchevique, los ucranianos, los lituanos y los checoslovacos.  Se hizo amigo cercano del líder polaco, el mariscal Piłsudski. Después de un breve período de cautiverio en una celda lituana producto de la caída del avión en el que viajaba, regresó a Inglaterra para reportar directamente al entonces Secretario de Estado de la Guerra, Winston Churchill. A éste le transmitió la predicción de Piłsudski sobre el fracaso de la ofensiva del general ruso blanco Anton Denikin sobre Moscú. Cosa que sucedió poco después. Churchill era más comprensivo con las necesidades polacas que Lloyd George, y, a pesar de las objeciones de éste, logró enviar algo de material de apoyo a Polonia. De Wiart estaba allí en agosto de 1920, cuando el Ejército Rojo estuvo a las puertas de Varsovia. Viajando en un tren como observador, salió a dar una vuelta cuando fue sorprendido por un grupo de la caballería roja, a los que combatió con su revolver, mientras regresaba corriendo al ferrocarril, cayendo en las vías y volviendo a subir.

En julio de 1939, fue reincorporado y nombrado en su antiguo trabajo, como jefe de la Misión Militar Británica en Polonia. Ésta fue atacada por la Alemania nazi el 1º de septiembre y el 17 del mismo mes, los soviéticos, aliados con los alemanes, atacaron a los polacos desde el Este. A medida que la resistencia polaca se debilitaba, De Wiart evacuó su Misión desde Varsovia, junto con el gobierno de Polonia. Pegado al comandante polaco Rydz-Śmigły, De Wiart se abrió camino con el resto de la Misión Británica hasta la frontera rumana, con los alemanes y los soviéticos pisándoles los pies. El convoy de automóviles fue bombardeado por la Luftwaffe en el camino y la esposa de uno de sus asesores murió. En Rumania estuvo a punto de ser arrestado y escapó el 21 de septiembre en avión con un pasaporte falso, justo en el momento en que era asesinado el primer ministro rumano, Armand Calinescu, de conocidas inclinaciones pro aliadas.

Luego de un breve comando de la 61ª División en las Midlands de Inglaterra, De Wiart fue convocado en abril de 1940 para tomar el mando de una fuerza anglo-francesa, rejuntada con demasiada prisa, que ocuparía un pequeño pueblo del centro de Noruega, Namsos. Sus órdenes eran las de tomar la ciudad de Trondheim, a pocos kilómetros al sur, en combinación con un ataque naval, y avanzar hacia el sur junto a tropas que desembarcarían en Åndalsnes. Voló a Namsos para observar el terreno donde aterrizarían sus tropas. Cuando su hidroavión Sunderland estaba por aterrizar, fue atacado por un caza alemán y su asistente resultó gravemente herido y tuvo que ser evacuado.

Luego de que las tropas alpinas francesas aterrizaran (sin sus mulas de carga ni las trabas de sus esquís), la Luftwaffe bombardeó y arrasó el pueblo de Namsos. Los británicos aterrizaron sin transporte, ni esquís ni artillería. No había tampoco cobertura aérea. Los franceses se quedaron atorados en Namsos por el resto de la corta campaña de Noruega. A pesar de estos reveses, De Wiart se las arregló para mover sus fuerzas a través de las montañas y caer sobre el fiordo de Trondheim, desde donde fueron bombardeados por los buques alemanes. No tenían artillería para desafiar a los destructores enemigos. Pronto se hizo evidente que toda la campaña noruega se había convertido en una farsa. El ataque naval sobre Trondheim, que era la razón para el aterrizaje de Namsos, nunca tuvo lugar y sus tropas quedaron expuestas sin artillería, ni transporte, ni cobertura aérea, ni esquís, solos, en medio de la nieve, y a pie. Enfrente tenían a tropas alemanas alpinas, montadas en esquís, y con cobertura de ametralladoras y bombarderos desde el aire, mientras la Armada Alemana desembarcaba tropas en su retaguardia. De Wiart recomendó retroceder, pero se le ordenó que mantuviera su posición por razones políticas; cosa que hizo.

Recibió órdenes y contraórdenes de Londres hasta que se decidió retirar a los sobrevivientes. Sin embargo, en la fecha marcada para evacuar a las tropas, los buques aliados nunca aparecieron. La noche siguiente arribó finalmente una fuerza naval, conducida a través de la espesa niebla por Lord Louis Mountbatten. Los transportes lograron sacar a toda la fuerza anglo-francesa, a pesar de ser bombardeados duramente durante toda la salida, y el hundimiento de un destructor francés y de uno británico, el HMS “Afridi”. De Wiart y sus hombres arribaron a la base naval de Scapa Flow en las islas Orcadas del Norte el 5 de mayo de 1940.

Fue repuesto como jefe de la 61º División, pronto transferida a Irlanda del Norte como defensa ante una posible invasión. De Wiart elevó la eficiencia de la 61º a elevados estándares. Sin embargo, tras el arribo del teniente general Sir Henry Royds Pownall, recientemente nombrado comandante en jefe de Irlanda del Norte, se le dijo a nuestro biografiado que ya era demasiado viejo para comandar una división en servicio. Pero estuvo inactivo por muy poco tiempo, siendo nombrado jefe de la Misión Militar Británica en Yugoslavia el 5 de abril de 1941. Hitler estaba preparándose para invadir aquel país y los yugoslavos habían solicitado ayuda a Gran Bretaña. De Wiart viajó a Belgrado en un bombardero Wellington. Tras cargar combustible en la isla de Malta, el avión partió hacia El Cairo, en medio de amenazas aéreas desde el Norte y el Sur. Cerca de la costa de Libia, entonces controlada por Italia, ambos motores del Wellington fallaron, y el bombardero cayó en el mar, a una milla de la costa. Se golpeó y quedó inconciente, pero el agua fría lo despertó. Cuando el avión se partió y comenzó a hundirse, él, con los demás, se vio forzado a nadar cerca de una milla, siendo capturados por las autoridades italianas.

De Wiart era un prisionero de alto nivel. Tras cuatro meses como huésped en Villa Orsini, Sulmona, fue transferido a una prisión especial para oficiales superiores en el Castello di Vincigliata. Allí conoció a un buen número de oficiales superiores que habían sido tomados prisioneros durante la exitosa campaña de Rommel en el Norte de África a comienzos de 1941. Hizo buenos amigos: el general Sir Richard O’Connor, Thomas Daniel Knox, el 6º Conde de Ranfurly y el teniente general Philip Neame V.C. Con los cuatro se comprometió a escapar. De Wiart hizo cinco intentos, hasta que tras siete meses de cavar un túnel, lo logró. Evadió la captura disfrazado de campesino italiano, caminando sin parar durante 8 días por el norte de Italia, sorprendentemente sin hablar una sola palabra del idioma, con 61 años de edad, su parche en el ojo, su manga vacía y con vendajes sobre sus múltiples heridas, hasta que finalmente cayó preso nuevamente. Irónicamente, debido a ser catalogado como discapacitado, había sido aprobado por el gobierno italiano para ser repatriado a cambio de una simple promesa de no volver a combatir en la guerra —lo que probablemente hubiese rechazado si la notificación llegaba a tiempo.

En cartas a su esposa Hermione, el Conde de Ranfurly describió a De Wiart en cautiverio como “… un personaje delicioso” y, agragaba, “… debe tener el récord de malas palabras”. Ranfurly se veía “… infinitamente entretenido por él. Es realmente una buena persona, soberbiamente abierto.”

Entonces, sorprendentemente, De Wiart fue sacado repentinamente de prisión en agosto de 1943 y conducido a Roma. Italia estaba tratando de salirse de la guerra pero las negociaciones secretas iban demasiado despacio. Debía acompañar a un negociador italiano, el general Giacomo Zanussi, a Lisboa para encontrarse con los negociadores aliados que facilitarían la rendición. Pero, para mantener las apariencias, se le pidió a De Wiart que vistiese de civil. Éste, desconfiando de los sastres italianos, exigió ropa que estuviese bien hecha. No iba a usar, dijo, un “traje de un maldito gigoló”. En Happy Odyssey, describió el traje resultante como el mejor que jamás tuvo en toda su vida. Cuando llegaron a Lisboa, fue relevado y regresó a Inglaterra, donde arribó el 28 de agosto de 1943.

Al mes de su vuelta a Inglaterra, De Wiart fue convocado a la residencia campestre del Primer Ministro en Chequers. Allí, Churchill le informó de que sería enviado a China como su representante personal. Salió por vía aérea hacia la India el 18 de octubre de 1943. Llegó al cuartel general del Gobierno Nacionalista Chino en Chungking (Chongqing), a principios de diciembre. Durante los siguientes tres años, se vería envuelto en la realización de informes, la asistencia a reuniones diplomáticas y en tareas administrativas en aquella capital remota de tiempos de guerra. Trabajó junto a Chiang kai-Shek y, cuando finalmente se retiró del Ejército Británico, De Wiart recibió un generoso ofrecimiento de Chiang. Regularmente volaba a la India donde enlazaba con los oficiales británicos. Su viejo amigo, Richard O’Connor, había escapado de la prisión italiana y era ahora comandante de las tropas británicas de la India Oriental. El gobernador de Bengala, el australiano Richard Casey, se hizo buen amigo suyo, siendo que su esposa había atendido como enfermera a De Wiart en la Primera Guerra Mundial.

Muchos de sus informes tenían que ver con el creciente poder de los comunistas chinos. El historiador Max Hastings dice que “De Wiart despreciaba a los comunistas al comienzo, llamando a Mao ‘un fanático’, y agregando: ‘no puede creer que lo diga en serio’. Decía al gabinete británico que no existía alternativa posible fuera de Chiang al mando de China.” Conoció personalmente a Mao Zedong en una comida y tuvo una discusión memorable con él, al interrumpir su discurso propagandístico para criticarlo por rehusarse a combatir a los japoneses por razones domésticas. Mao se sorprendió mucho… y luego se echó a reír.

Luego de que los japoneses se rindieron en agosto de 1945, De Wiart voló a Singapur para participar de la rendición formal. Tras visitar Peking, se mudó a Nanking, la nueva capital nacionalista liberada, junto a Julian Amery, el nuevo representante personal del Primer Ministro británico ante Chiang Kai Shek.

En camino a casa, vía la Indochina Francesa, paró en Rangún como invitado del comandante del Ejército. Al bajar las escaleras, tropezó con una estera de coco, cayó al piso, rompiendo su columna y varias vértebras, y quedando inconciente. Eventualmente regresó a Inglaterra para ser internado en un hospital donde lentamente se recuperó. Los doctores lograron extraerle una buena cantidad de metralla de sus antiguas heridas. Cuando pudo, viajó a Bélgica a visitar a sus parientes.

Sir Adrian murió recién el 5 de junio de 1963 a los 83 años de edad.

Además de la Cruz Victoria, era caballero comendador de la Orden del Imperio Británico (KBE), compañero de la Orden del Baño (CB), compañero de la Orden de San Miguel y San Jorge (CMG) y lucía la Orden de Servicios Distinguidos (DSO).

En sus memorias escribió como Don Quijote: “Los gobiernos pueden pensar y decir lo que les plazca, pero la fuerza no puede ser eliminada, y es el único poder real e irresponsable. Se nos dice que la pluma es más fuerte que la espada, pero sé muy bien cuál de esas armas yo elegiría.”


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